CRÓNICAS SOÑADAS: E. H. - Victor Hugo Pedraza







 Llegaste, pues, a mi ciudad, la que apodo monstruo, Ciudad Monstruo, así con todas sus letras, no por desprecio ni por temor, tampoco por resentimiento. La llamo de esa forma porque en ella caben los ilusionistas ilusionados, los profetas sacados de aquellos sacos blancos llenos de tanta noche, las mujeres repletas de dignidad y la infancia sin risas o con ellas, pero huecas y corrompidas por quienes presumen adultez, acaso donde cuatro letras son el detonante del caos o donde…


“Yo soy como soy y tú eres como eres, construyamos un mundo donde yo pueda ser sin dejar de ser yo, donde tú puedas ser sin dejar de ser tú, y donde ni yo ni tú obliguemos al otro a ser como yo o como tú”.
Sí, ese es el monstruo contenido en las entrañas del generador de historias o de miserias, según el caos.
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Abres los ojos y sí, ahí está todavía. Creíste que era un mal sueño o el remanente de la película de anoche, pero no, es la ciudad, tu ciudad. La ventana te muestra el horizonte interrumpido por una ola de edificios departamentales producidos en serie, como todo lo “moderno”. No es todo, también hay algunas casas descoloridas, grises. Es metáfora, ¿o no? Sin embargo, los tabiques que las forman son de ese color y, claro, no alcanzó para pintarlas. Adentro, igual que en los Edificios Serie Moderna, el gris se nota, de plano un negro, a veces, medio cambia. En el mejor de los casos te topas con un árbol que sobrevive, como tú, al apabullante calor de la primavera, que éste, como dicen en la televisión, es el peor respecto al del año pasado y peor al del antepasado y peor al de hace seis años y peor desde que pensamos que la “modernidad” es moneda de cambio para el mejor postor, caiga quien caiga y le pese a quien le pese.
Cierras los ojos. Piensas que es un sueño o...LEER COMPLETO





 Presentación electrónica: "Poesía" de Víctor Hugo Pedraza


Llegó al mundo en la coda del noveno mes, del año 77, del siglo XX. El mismo día, en el que, muchísimos años atrás, fue fundada la Universidad Nacional Autónoma de México, de donde egresó en la licenciatura en Lengua y Literatura Hispánicas. Después, activista social, editor y siempre poeta. Sus vivencias le alcanzaron para escribir el libro Poesía publicado en 2014 por Baba Editorial. Colaborador en diversos medios y publicaciones electrónicas e impresas. Impresas, también, sus fotografías, cuyo gusto ha cultivado desde que una cámara llegó a sus ojos. A sus oídos la radionovela y, sí, ha participado en la producción de alguna de ellas. Ecléctico de por sí, y por tanto, oscilante entre la Ciudad Monstruo y el Bajío mexicano.
Por el momento es todo, seguramente, después, con el tiempo y los pasos, podrá contarse algo más.

Si deseas conocer el escrito completo de éste gran escritor mexicano, da clic aquí o en la imagen.



REGOCIJOS MODERNOS

25 de  Septiembre


Poemario a la venta 

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vhugopedraza@gmail.com 

 

Abres los ojos y sí, ahí está todavía. Creíste que era un mal sueño o el remanente de la película de anoche, pero no, es la ciudad, tu ciudad. La ventana te muestra el horizonte interrumpido por una ola de edificios departamentales producidos en serie, como todo lo “moderno”. No es todo, también hay algunas casas descoloridas, grises. Es metáfora, ¿o no? Sin embargo, los tabiques que las forman son de ese color y, claro, no alcanzó para pintarlas. Adentro, igual que en los Edificios Serie Moderna, el gris se nota, de plano un negro, a veces, medio cambia. En el mejor de los casos te topas con un árbol que sobrevive, como tú, al apabullante calor de la primavera, que éste, como dicen en la televisión, es el peor respecto al del año pasado y peor al del antepasado y peor al de hace seis años y peor desde que pensamos que la “modernidad” es moneda de cambio para el mejor postor, caiga quien caiga y le pese a quien le pese.

Cierras los ojos. Piensas que es un sueño o el remanente de la película de anoche.

Escuchas silencios, una vez, otra, dos más. Ya no puedes. Escuchas más fuerte, muy fuerte la voz de la ciudad, tu ciudad.

Abres los ojos, el horizonte interrumpido. Sales. Te entregas a las fauces de tu ciudad: subes, bajas, caminas, corres, aguantas, crees respirar, trabajas, no en lo que quieres, en lo que puedes, en lo que queda.

Después, diez horas, tal vez más, regresas a las entrañas de los Edificios Serie Moderna. Comes algo salido de la práctica bondad tóxica del supermarcado abierto las 24 horas, claro, el de los dueños conscientes, pero de sus ambiciones cosidas a sus carteras. Tu horno de microondas, magistralmente, calentó la cena.
Quieres hablar con alguien, escuchar una voz.
Enciendes la televisión, te dice que el mundo se va a acabar, pero no te preocupes, tranquilízate, hoy no. Será en otro tiempo, otro lugar, La Tormenta a ti no te va a tocar.
Piensas que es un sueño, la apagas.
Quieres hablar con alguien.
Te conectas al ciberespacio, te da la bienvenida, te dice que el mundo se va a acabar, pero hoy no, La Tormenta a ti no te va a tocar. Confundido, te recluyes en la ansiedad.
Quieres hablar con alguien.
Es tarde, la media noche te abduce, sin embargo, el insomnio se presenta, como desde hace tiempo, ya. Buscas qué hacer.
Junto al librero, abandonado, encuentras un radio. Lo desempolvas. Lo conectas. Enciende. Escuchas voces, otras voces que despiertan sensaciones que habías olvidado.
Con ellas te desvaneces de a poco, aliento a aliento. Cada respiración se va con tu conciencia. Las voces en el radio ya no tienen sentido. Se han transformado en murmullos incoherentes, ininteligibles. Te desconectas.
.
Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre…
Marcos se acerca a Antonio hijo y se sienta junto a él…
Yo no sé de acurrucar el silencio…
.
Voces, muchas, se juntan, juegan, las escuchas. No te molestan. Intentas encontrar su origen.
.
Cierta madrota me recomendó coger…
El viento azotaba las láminas del techo…
.
Repasas, mentalmente, dónde te encuentras. Recuerdas el radio, el librero:
.
Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía…
Las teclas caen solas…
La Ninfa Roja / vive fugitiva dentro del Reloj de Arena…
Muchos androides tienen más vitalidad…
Donde cabe […] la famosa melancolía de los poetas…
…signar, signamos… nombrar el mundo es indagar sobre nosotros mismos…
.
Reconoces esas palabras. Nuevamente se estrellan contra tus pensamientos.
Quieres hablar con alguien.
Escuchas.
Alguien habla contigo.
Escuchas.
.
Tal vez sea el remanente de la película de anoche.
.
¡Silencio!
 

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